Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2022

¡Vale!

Imagen
¡ Vale !, d el libro Subiendo la cuesta. Cuando Silvia se encuentra muy agobiada por su tristeza, intenta calmarse imaginando que algo sobrenatural puede acudir en su ayuda. Ella quiere creer en algo: en una fuerza sobrehumana, en un ser superior de larga barba blanca, en un extraterrestre pequeño y verde…, incluso le da igual que ese salvador sea rosado o amarillo. De a ratos también siente que esperar un milagro no debería ser algo imposible para ese Cristo del que tanto le hablaron la hermana María del Rosario y el padre Lucas. Eran los primeros días de octubre de 2022, un lunes como cualquier otro; durante el viaje pensó que recién recibiría su sueldo la siguiente semana, si la patrona no se demoraba. Mientras estaba haciendo las monótonas tareas que le imponía su trabajo, Silvia imaginó que un cartero llamaba a su puerta y le entregaba una misiva proveniente de España. La abría con impaciencia y encontraba, junto a unas pocas líneas: el pasaje, la entrada al último concierto de Jo

Café pendiente.

Imagen
Café pendiente, d el libro Leer tomando café.   Nápoles no susurra jamás, ella grita como su modo inequívoco de comunicar. No sonríe, ríe a carcajadas, porque es su manera de sentir. No da consejos, ordena. No amenaza, ¡dispara! Tiene la fuerza del volcán en su sangre. Para definirla se podría utilizar la expresión majestuosa o exuberante, pero Nápoles es mucho más que todo eso: es sentimiento a flor de piel con un enorme corazón abierto. Juan nació en Argentina, luego de recibirse de médico se trasladó a esa ciudad del sur de Italia. Fue a vivir a la casa que  construyeron sus abuelos antes de casarse y en la cual, ya hacía unos años, habían muerto.  Al llegar allí encontró fotos de la familia que los ancianos habían recibido desde diversos países. Le emocionó descubrir su imagen junto a la de sus padres y hermanos, él tendría unos tres o cuatro años. Mirándolas supo que ese lugar le pertenecía, y que él pertenecía a ese lugar. La casa tenía una cocina amplia, en la que decidió dejar

La ñata contra el vidrio.

Imagen
  La ñata contra el vidrio, del libro Leer tomando café. De chiquilín te miraba de afuera como a esas cosas que nunca se alcanzan… la ñata contra el vidrio en un azul de frío que solo fue después viviendo, igual al mío.  Enrique Santos Discépolo. (Fragmento de Cafetín de Buenos Aires) La pequeña Sandra escuchó mil veces el tango Cafetín de Buenos Aires en un viejo vinilo que pertenecía al que sus padres llamaban el tío solterón, gran conocedor de ese ritmo y excelente bailarín. El tío Pepe fue a vivir con su hermano al perder el empleo, con cincuenta y nueve años; tenía el paso cansino, exhalaba desánimo y dejaba adivinar un dolor insistente que afloraba, sin su consentimiento, de sus ojos siempre húmedos. Aún recordaba la mesa en la cual había llorado su primer desengaño, y todos los otros. La niña tenía el objetivo que le transmitió su madre: que Pepe lograra recuperar sus ganas de vivir. A Sandra le dolía la pena que intuía, aún sin comprenderla plenamente, y compartía con gusto las